Esto sucedía a finales
de los 70. Había llegado al barrio un niño nuevo, al parecer sus padres eran de
posibles y venían de los EEUU. El chaval tenía una bicicleta que provocaba que
al resto nos callar la baba y se nos desatase la envidia más salvaje. Aquella
flamante bicicleta contaba con un cambio de catalinas y piñones tipo coche
deportivo, suspensiones delanteras y traseras y un diseño desconocido para la época.
Por si esto fuera poco tenía una hermana que parecía salida de un cuento, andábamos
todos perdidamente enamorados de ella. El caso es que el alguna vez bajaba con
un bate de béisbol, una pelota y el guante correspondiente, a nosotros aquello
nos parecía extraño, solo lo habíamos visto en películas y poco más. En
ocasiones intento explicarnos como se jugaba e incluso llegamos a organizar algún
partido, pero sin mucho éxito, aquello no calo entre nosotros. La verdad es que
es un deporte que siempre me ha costado entender.
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