Película dura y sin concesiones. Sigue conservando ese punch que te incomoda en el hígado, una y otra vez sin compasión. Un viaje sin retorno, cuesta abajo y sin posibilidad de frenar. Momentos escatológicos que nos sumergen –nunca mejor dicho- en lo más profundo de esa miseria que es la droga. Un reparto que lo borda y un Ewan McGregor tremendamente convincente. Muy recomendable a ciertas edades.
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