lunes, 16 de abril de 2018

You Were Never Really Here (En realidad, nunca estuviste aquí 2017) Lynne Ramsay/Ojo por ojo



Vamos con lo importante. La presencia de Joaquin Phoenix viene a ser como algo así como un alérgeno. Hay que estar preparado y no todo el mundo soporta ni digiere bien al (desde mi punto de vista buen actor) hermano del malogrado River Phoenix. Su tendencia natural es la del personaje atormentado, agrio, de pocas palabras y con tendencia a la misantropía, creo que pocos encarnan tan bien ese perfil. Her (2013), Inherent Vice (2014) e Irrational Man (2015) son buenos ejemplos de magníficas interpretaciones y de papeles en los que no concibo a nadie más que a él. Sorprende su corta duración, apenas 1 hora y 22 minutos, se agradece la tijera en el montaje, sobre todo cuando la tendencia general son las dos horas largas. La historia es dura, áspera y oscura. Por momentos sobrevuela la sombra de Travis Bickle (Taxi Driver 1976) aunque la obra de Scorsese sigue estando a otro nivel superior.  Phoenix da vida a Joe, un ex marine que rebosa trastorno por estrés postraumático por todos sus poros, vive con su madre y lo lleva como puede, sus ingresos provienen de un trabajo a tiempo parcial como matón para resolver entuertos. Se ha especializado en buscar y localizar a chicas desaparecidas, es eficiente, cruel y expeditivo en sus cometidos. Un nuevo encargo le va a poner las cosas difíciles. En definitiva, no recomendable para ciertas sensibilidades. A destacar dos escenas, un entierro muy particular con uno de los planos más bellos que he visto últimamente, la otra los últimos momentos de vida de un tipo que acaba de cometer un crimen canturreando una canción, impactantes ambas. Creo que con los años alguien se encargara de reivindicar a al bueno de Joaquin…




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