Fue en 1980 cuando las
pantallas de toda España estrenaron The
Warriors (Los amos de la noche 1979), el país todavía trataba de sacudirse
la caspa de cuatro décadas de dictadura y la película causo un gran revuelo,
sobre todo en las audiencias más jóvenes. Eran tiempos de cambio y el cine nos
suministraba ideas, modas y tendencias procedentes de otros países, imágenes e
información a la que difícilmente podríamos acceder. Por aquel entonces funcionaba
muy bien lo que hoy se conoce como cine quinqui, películas sobre
delincuentes conocidos de la época los cuales acabaron con sus huesos en la cárcel
o muertos por problemas con las drogas. A diferencia de aquel cine patrio la
cinta de Walter Hill mostraba un mundo diferente, bandas organizadas,
uniformadas, que manejaban territorios y que no se andaban por las ramas a la
hora de limar diferencias.
Compartir prenda, una
de las claves
Sensación de
pertenencia
Las chicas también
tienen su lugar
El líder siempre ha de
ir delante
Estos daban muy mal
rollo
Si, el chaleco era muy
macarra, pero molaba mucho
Estamos ante un magnífico
ejemplo de lo que viene a llamarse cine de culto, lo bueno que a
diferencia de otras películas a las que se les pone esa etiqueta esta en
concreto ha resistido muy bien el paso del tiempo, se deja ver y resulta
entretenida. No ha sido esta la primera vez que el cine muestra el fenómeno de
las bandas, un buen ejemplo de ello podría ser The Wild One (Salvaje 1953) con el inolvidable e icónico Marlon
Brando.
Chicos malos, cazadoras y motos
El caso es que esta película
de 1979 les encendió la bombilla a muchos adolescentes de la época que quisieron
emular a los protagonistas e intentar organizar sus propias bandas. La mayoría
de las veces se trataba de experimentar, nada serio, fanfarronear un poco,
presumir delante de las chicas, un par de peleas y cuatro carreras, luego el
sentido común hacia acto de presencia y a otra cosa, aunque claro, hubo a quien
le gusto y siguió con el invento. Pero, ¿ha habido otras influencias visibles
en nuestra sociedad provenientes de la gran pantalla? Diría que sí y quizás
estos pudiesen ser unos buenos ejemplos.
Rebecca
(Rebeca 1940)
‘Ponte
una Rebequita no sea que te coja el frió’… La de veces
que habremos oído/dicho esta frase. Pues bien, fue a raíz del estreno en España
de la película del maestro del suspense que comenzó a popularizarse esa palabra
(rebeca) para referirse a ese tipo de chaqueta. Por cierto, muy vigente a día
de hoy.
Terminator
2: Judgment Day (Terminator 2: El juicio final 1991)
Otra prenda que se puso
terriblemente de moda a principios de los noventa fue la cazadora que lucía
Arnold Schawarzenegger (todavía tengo que ver como se escribe el maldito
apellido…) en la segunda entrega de la saga de Terminator. Tuve una, me costó una pasta y llevarla encima era
tarea complicada, pesaba una tonelada…
Miami
Vice (Corrupción en Miami)
Otro ejemplo de influencia
en el vestir en este caso proveniente de la pequeña pantalla. Eran mediados de
los 80 cuando la serie protagonizada por Don Johnson y Philip Michael Thomas
nos tenía a todos pegados delante de la televisión siguiendo las andanzas de
aquel grupo de policías y sus novedosos métodos para pillar a los malos. La
serie arraso, algunos intentamos sin éxito (aparente)
emular el estilo veraniego de las prendas de
sus protagonistas. La barba de tres días, el mocasín sin calcetín, la
camiseta debajo de la americana y otros detalles de vestuario provocaron una auténtica
revolución mundial. De hecho recuerdo que cuando alguien aparecía por el barrio arreglado de mas siempre había alguien que le gritaba aquello de…¡A dónde vas James Crockett!
Nine ½ Weeks (Nueve
semanas y media 1986)
Imposible no recordar
las andanzas y juegos eróticos de Kim Basinger y Mickey Rourke en la
provocadora película de Adrian Lyne. Posiblemente sirviese para aportar algo de
alegría y variedad a una sexualidad algo sumida en la rutina.
The Full Monty (Full Monty
1997)
Tremendo el
revuelo posterior a esta película. A día de hoy utilizaríamos el termino viral
para referirnos al efecto domino que se produjo tras su estreno. Comenzaron a
salir espontáneos debajo de las piedras, en todo tipo de centros de trabajo se
organizaban espectáculos similares, cualquier excusa era buena con tal de despelotarse,
aunque la cosa no siempre resultaba como en la peli.
Steve McQuenn (1930-1980),
el tío que todos los tíos quisimos haber sido
Estas han sido unas
pequeñas muestras, evidentemente hay otras muchas pero esto quedaría muy largo.
Los años pasan y las modas desaparecen, se crean nuevos estilismos que duran apenas
una estación. Hubo quien creó un estilo
personal, por aquel entonces todavía no existían lo que hoy conocemos como influencers
pero no hay duda de que ciertos aciertos de vestuario han quedado en nuestras
retinas. Marcas como Triumph todavía
sigue rindiendo homenaje (y de paso aprovechando el tirón del actor…) a McQueen
y vendiendo cazadoras. Eso sí, no ha habido ni habrá otro tipo igual.