viernes, 7 de julio de 2017

La diferenciación

Brigitte Bardot marcándose un baile en À coeur joie (Dos semanas en septiembre 1967)

En más de una ocasión nos ha pasado que leyendo sobre artistas a quienes admiramos y tenemos en un pedestal se nos vienen abajo al descubrir aspectos escabrosos sobre su personalidad y su pasado. Los motivos pueden ser de lo más variopinto, desde posiciones opuestamente radicales a nuestras convicciones políticas, vicios que detestamos, delitos imperdonables y demás borrones en sus vidas privadas. Es ahí cuando se nos plantea la duda de si debemos separar al artista de la persona. Personalmente diría que sí, o al menos es la lógica que me aplico. Una buena muestra de ello podría ser la guapísima (creo que todavía sigo enamorado…) B.B, su deriva posterior en cuanto a filiación política difiere por completo con mis ideas pero como digo creo que lo mejor es obviarlo y seguir disfrutando de su legado como artista. 

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