(imagen fckyeahnetart)
No es la primera vez
que me pasa y para muestra dos botones. Sucedió en su momento con la
aparición de la fotografía digital, yo estaba muy metido por aquel entonces y
disfrutaba haciendo fotos así como del maravilloso proceso de revelado en el
cuarto oscuro. Lo cierto es que era una afición en la que te dejabas un dinero
(material, películas, equipo…) pero que a mí me aportaba mucha felicidad, pillaba mi bicicleta y allá que me iba a darle al disparador. La fotografía digital
prometía inmediatez y sobre todo economizar gastos, yo incauto de mí no me creía
aquella utopía, pensaba que sería algo pasajero, me equivoque y de qué manera. Con el
paso del tiempo no me quedo más remedio que capitular ante tan grande
evidencia. El caso es que a día de hoy le he cogido pereza y apenas hago fotos.
El otro ejemplo se refiere a las nuevas formas de ver/consumir cine en casa.
Durante muchos años fue un comprador compulsivo de películas de video, luego
llego el dvd (¡por fin se podía disfrutar en versión original!), allí seguía yo
aumentando mi colección de películas. De pronto algo nuevo llego para
revolucionar el mercado, se trataba de una especie de servicio a la carta, algo
así como un video club permanente pero intangible. Como no podía ser de otra
forma le puse mil peros, aquello no podía triunfar, que va, donde estuviera una
película y su caja correspondiente que se quitasen todas esas fórmulas
magistrales. Nuevamente mi bola de cristal me dejo en evidencia. Actualmente todos
esos cientos de dvds duermen el sueño de los justos y raramente los despierto
de su letargo, tengo un par de suscripciones (HBO y NETFLIX) y disfruto como un
niño de sus catálogos de series y películas. Si es que los tiempos corren que
es una maravilla, esto ya no los advirtió en su momento el bueno de Miguel Rios…
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