Larry ‘Lonesome’ Rhodes (Andy Griffith) es un vagabundo
que junto con su guitarra va saltando de pueblo en pueblo y de comisaria en
comisaria. El azar y el destino van a convertir a este pobre diablo en una
estrella de la radio y de la televisión. Su éxito ira en aumento y su poder de
fascinación volverá locas a las masas.
Hasta ese momento no
era más que un perfecto desconocido
Primeros inicios en una
emisora local con una fascinada Patricia Neal
Su popularidad no
paraba de crecer
Tonteando con la televisión
junto a un no muy convencido Walter Matthau
Su personalidad y
fuerza lograba que todos comieran en su mano
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Todos le rendían admiración
Una jovencísima Lee
Remick entre sus fans
¿En qué te has
convertido?
Han pasado 60 años y no
ha perdido un ápice de frescura. Dos horas del mejor cine de Kazan con
continuos ganchos al hígado de una sociedad tan pazguata como la actual. La
sombra del déjà vu nos persigue, nos
vemos reflejados y quizás podamos llegar a replantearnos si durante todo este
tiempo no hemos aprendido absolutamente nada. Seis años antes el maestro Billy
Wilder le había sacado los colores a ciertos sectores de la prensa con su Ace in the Hole (El gran carnaval 1951),
ahora era el turno del futuro delator, odiado y amado a partes iguales el que
se encargaría de arrojar sal en la herida. No es casual que en todas las fotos
que acompañan esta entrada aparezca Andy Griffith, lo mismo que sin Bonnie no existiría Clyde, sin este hombretón que quería ser cura sería absolutamente
imposible construir este personaje. Demoledora, oscura, agria, crítica y muy
recomendable.
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