(foto Alfred
Eisenstaedt/1963)
Tres eran la cosas que
siendo niño me provocaban gran excitación. Por un lado ver a Bruce Lee
repartiendo estopa a diestro y siniestro, recuerdo perfectamente pegar voces
desde el gallinero del García Barbón en
la famosa escena de The Way of Dragon (El furor del dragón 1972) en la que Bruce se
carga al malo de turno en la pelea final, en este caso un joven y peludo Chuck
Norris. Luego estaba la música de Elvis, aquellas canciones me pegaban un subidón
tremendo y en ocasiones intentaba imitar
aquellos pélvicos movimientos ante las risas de mi madre y mi tía. El otro
personaje que completa el trio no es otro que Johnny Weissmuller. Cuando
programaban las películas de Tarzan
yo me plantaba frente al televisor con mi radiocasete y los dedos en el play y en el rec, aquel grito me tenía loco. A día de hoy las pelis de Bruce Lee
ya no me sientan tan bien, las de Tarzan muy
de vez en cuando, sin embargo lo de Elvis me sigue poniendo a tono…
Es que ese grito de Tarzán que se colaba en los salones de nuestras casas a golpe de sábado, hora siesta - que evidentemente no hacíamos – era escalofriante. Yo es que lo de los mamporros de B Lee me aburría soberanamente. Donde esté la mona Chita y esa indumentaria de Tarzán, saltando entre lianas….
ResponderEliminarVenga ese movimiento de caderas!!!!!
Me ha encantado. Si es que no hay como un paseo por la infancia.
Bicos
Que tal LU!
ResponderEliminarEsos sabados por la tarde eran maravillosos, luego venia Aplauso, Informe Semanal, Sabado Cine...
Aquellas pelis de artes marciales en el cine Salesianos tenían su peligro, era recomendable salir en grupo pues siempre estaban los macarrillas que querían poner en practica lo visto en pantalla con los mas débiles, entre los que me encontraba...jeje
Pues mira, igual este finde me meto una de Tarzan por recordar viejos tiempos.
Bueno, vamos a poner fin que nos ponemos demasiado nostálgicos...jeje
Gracias por pasar, bicos:)