martes, 20 de noviembre de 2018

The Ballad of Buster Scruggs (La balada de Buster Scruggs 2018) Joel Coen&Ethan Coen/Todo esto ya lo he visto



El lejano oeste, pistoleros, buscadores de oro, indios, colonos con sus caravanas, forajidos, caza recompensas, diligencias, bancos, pueblos y entre medias la muerte. 












Fue Jorge Luis Borges quien dijo aquello de ‘si un libro aburre, déjelo’ y la verdad que a puntito estuve de aplicarme la máxima del gran escritor argentino. En más de una ocasión he declarado públicamente mi admiración y devoción por la obra de los hermanos Coen, veo una y otra vez todas esas piezas que conforman su magnífica filmografía entre las cuales encontramos más de una obra maestra, personajes inolvidables, historias imposibles, situaciones rocambolescas y todo eso que se ha venido a llamar el universo de los Coen. Esperaba con cierta impaciencia su segunda incursión en el western después de la más que correcta True Grit (Valor de ley 2010), remake de la película del mismo título dirigida en 1969 por H. Hathaway y protagonizada por un John Wayne con miles de horas de vuelo. La cinta ha sido estrenada directamente en Netflix (una pena que varios de los exteriores no se puedan contemplar como se merecen…) y a su paso por el Festival di Venezia 2018 los hermanos de Minneapolis se hicieron con el premio al mejor guion. 









Sería un error mayúsculo negar la magnífica factura técnica de la película. La apertura del film es atractiva y engancha (el recurso de presentar las historias con un libro es un buen recurso), las localizaciones son estupendas y recuerdan al western clásico, el reparto obtiene un notable alto y la dirección no se pasa de frenada. Si a esto añadimos que quien escribe es un amante de este género podríamos decir que la fórmula es perfecta, sin embargo, no, algo falla en la receta. Se nos presentan seis historias (escritas por los Coen durante más de dos décadas) independientes unas de otras. La primera me descoloca y no acaba de pillarme. La segunda me provoca más de un déjà vu, un refrito a lo Leone que no me importa lo más mínimo. Con la tercera me acuerdo de Borges y a punto estoy de tirar la toalla. En la cuarta reconozco que me vengo un poquito arriba, ese buscador de oro se merecía un largometraje. Con la quinta y maravillosa historia pienso en San Juan de la Cruz y en lo malas que son las dudas. Aquí sí, los colonos, el amor, el perro, los indios y un final que me deja boquiabierto todavía logran mantener con vida un interés con pocas pulsaciones. Llega la sexta con diligencia de por medio, pero incluso con ese truco final acabo por acusar cansancio y cierto tedio luego de sus 130 minutos, su película más larga hasta la fecha. Teniendo en cuenta que la vi de madrugada y bajo los efectos de una medicación para los dolores de espalda decidí darle una segunda oportunidad 48 horas después. Esta vez le di al play a media tarde, mucho café y cero interrupciones, desgraciadamente volvieron los síntomas de aquella madrugada. Por momentos he llegado a pensar que quizás a esta película no le hubiera venido mal el toque Tarantino.Tengo entendido que la crítica ha caído rendida a sus pies, supongo que esta vez me ha cogido con el pie cambiado. Dudo que le dé una tercera oportunidad. En todo caso no abandonare mi fe por los Coen, faltaría más…


                                                                           



No hay comentarios:

Publicar un comentario