No soy muy partidario
de las segundas oportunidades. Cuando una película no me gusta o apenas me
entretiene no suelo volver a verla, al menos hasta dejado pasar un tiempo. Eso
es precisamente lo que me sucedió con The
Walk (El desafio 2015), no voy a negar que toda la parte de las torres
resulta muy atractiva, pero es que la preparación me provoca más de un bostezo.
El caso es que estos días atrás pase unas cuantas horas (¡bendito youtube!) disfrutando del entrañable
Harold Lloyd y sus disparatadas aventuras. Ahí están, cerca de cumplir 100 años sus películas y cortos me siguen
pareciendo estupendos…
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