El eterno descanso de
Rodolfo Valentino
Fue este fin de semana
cuando me volvió a asaltar ese incomodo pensamiento sobre la insignificancia.
Acompañaba a Carmen al funeral por la madre de una de una de sus compañeras de
trabajo. Suele ser en este tipo de situaciones cuando nos paramos a reflexionar
sobre lo corta que es la vida y demás consideraciones. Luego, una vez fuera
enseguida nos olvidamos y volvemos a pensar que esto durara para siempre.
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