Ayer sábado disfrutamos
de una deliciosa cena con unos viejos amigos. María y Rober han viajado
bastante y siempre es un placer conversar con ellos. Entre otros muchos temas salió
el desgraciado y terrible suceso del avión estrellado en los Alpes. Reconozco
que se me desatan multitud de fantasmas interiores con este tipo de historias,
pero bueno, cuando pretendes ciertos destinos no te queda otra que utilizar
este medio de transporte.
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