Diversos personajes, cada uno con su historia y circunstancia, se quedan sin posibilidad de volar debido a la niebla. Durante ese tiempo asistiremos a diversas vicisitudes, unas más mundanas y otras menos. Está claro, los ricos también lloran…
Taylor y Burton. La gasolina y la cerilla...
A pesar del interesante reparto que encontramos en el film –la presencia de Orson Welles da cache al poster y poco más…-, no cabe duda que el motor que mueve todo son la pareja por antonomasia, ella y el, el león y la leona, sexos opuestos… Pocas parejas comparten plano con tanta fuerza, y es que no tenían que actuar, simplemente mostraban lo que sentían, amor desaforado sin más…
Louis Jordan el gigolo. Hay que reconocer que el tío tiene percha...
Hay una escena en la película que destaca sobre manera. Cuando el personaje de Richard Burton asume que su mujer se le marcha con el gigoló, primero le da el bajón, intenta convencer a su esposa de que no lo haga, deambula por el aeropuerto en plan “dar pena”, luego acaba por marcharse. Vuelve al rato y mantiene una deliciosa conversación con Louis Jordan. Uno sentado frente al otro, Burton con una pistola encima de la mesa, con 4 o 5 copas encima y con un cabreo de la ostia, el pobre Jordan con un poco de acojone intenta lidiar como puede. El resultado es un brillante dialogo entre marido abandonado y amante quitándole importancia.
Al final Burton idea una estratagema tremendamente arriesgada, digna de estudio sociológico. No es una peli para tirar cohetes, pero se deja ver.
La vi de joven y soy vieja (aunque no de espíritu) pero aún la recuerdo. Un elenco de "película" donde destacaban Dame Margareth Rutherford,Orson Welles, Dame Maggie Smith en uno de sus primeros papeles y una buena dirección de Sir Anthony (Puffin) Asquith.
ResponderEliminarHola Olgatita!
EliminarEstaba revisando antiguas entradas y me encontre con tu comentario. Bueno, pues con algo de retraso te agradezco la visita.
Saludos!