(foto Leonard McCombe)
Al ver al bueno de
Sammy me acordaba de la costumbre que tenía siendo un chaval a la hora de comer. Solía
montarme una especie de atril con unos libros gordos y allí apoyaba un tebeo.
Digamos que mi madre y mi tía me daban carta blanca para llevar a cabo esa tan
poco recomendable actividad como es leer a la mesa, creo que era un niño muy
consentido…
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