Si he de serles sincero
tengo que admitir que me lo pase muy bien. Con todas sus tachas –que las
tiene-, omisiones y errores históricos a mí la película me ha parecido muy
buena y entretenida. Visto lo que pulula últimamente por las salas agradezco
enormemente este tipo de proyectos. Es curioso como quienes pretenden
reescribir la historia y meter con calzador su censura y puritanismo 2.0 se
rasguen las vestiduras con unos errores que ni ponen en riesgo la paz mundial
ni el clima del planeta. Es cierto, la película omite pasajes y episodios
importantes que hubiesen dado mucho juego, por momentos se tiene la sensación de ir en un tren de alta velocidad y
de que no estamos parando en una serie de estaciones, el paisaje por ventanilla
resulta difuminado, pero aun así se sigue disfrutando del trayecto. En cuanto a las licencias,
¿influye eso en el resultado final? A mí la verdad me importa bien poco, me
preocupa mucho más que en algunas comunidades autónomas de España los libros de
texto adolezcan esta vez sí de ese rigor histórico.
Si tuviera que ponerle algún
pero este sería el idioma, creo que debería de haberse rodado en francés y es
que ya puestos a ponernos exquisitos exijamos la mayor de las congruencias. Me
resulta curioso escuchar alguna queja relativa a las escenas de sexo entre la
pareja protagonista y me recuerda al narcotraficante Laureano Oubiña y su
querella contra Netflix por la serie Fariña y cierto momento de cama.
En definitiva, ojala
sigan llegando a nuestros cines maravillosas películas plagadas de errores como
esta. Disculpen si en algún momento mi opinión ha tomado un tono politiquero,
no era esa mi intención pero es que a veces me cuesta morderme la lengua