martes, 30 de octubre de 2018

Donde mueren los elefantes


(foto: Nandita Raman)



En una interesante entrevista explicaba Pablo Romero (Canal +, Yomvi, Tarkinia…) como había cambiado el panorama en los últimos años en cuanto a contenidos audiovisuales. Sus reflexiones acertadas y sin tapujos me hicieron plantearme más de una reflexión, en especial esta pregunta y su respuesta me provocaron una extraña sensación de incertidumbre…
-         En esa dinámica, poner un deuvedé en el año 2018 para muchos es ya una odisea.
-         Esa es la razón del éxito. Hoy el mercado está ya con sus dos pies en el mundo digital, no en el analógico. Una vez que ocurre esto el modelo tradicional audiovisual se queda obsoleto. Lo único que le queda es languidecer y luego extinguirse.
Supongo que nos seguimos aferrando a lo que en tiempos nos proporcionó horas y horas de alegría y entretenimiento, en más de una ocasión me han dicho/sugerido aquello de ‘deberías considerar la posibilidad de regalar todas esas películas, apenas las ves…’ Yo sigo como si no hubiera escuchado nada…


domingo, 28 de octubre de 2018

Wings (Alas 1927) William A. Wellman/Muerte entre las nubes




Mary (Clara Bow), Jack (Charles Rogers) y David (Richard Arlen) viven en la misma ciudad, son jóvenes y con un montón de sueños, pero desgraciadamente el estallido de la gran guerra cambiara por completo el curso de sus vidas. Jack y David se alistarán en las llamadas Fuerzas Expedicionarias Estadounidenses (AEF) y serán enviados a Francia donde lucharan pilotando aviones de combate, por su parte Mary también será enviada a Europa en labores de asistencia. Los lazos de amor y amistad de ese triángulo se romperán y volverán a unirse en un entorno bélico.














Fue un 16 de mayo de 1929 cuando tuvo lugar la primera entrega de los Oscar y esta fue la película que obtuvo la estatuilla que la acreditaba como la mejor a los ojos de la industria. Más que una ceremonia fue un mero trámite que se despachó en apenas 5 minutos, luego el asunto era disfrutar de la mesa y del mantel, nada que ver con las largas y en ocasiones soporíferas galas de hoy. Hubieron de pasar 83 años hasta que una película muda volviese a ganar el premio más codiciado, fue en la ceremonia de 2012 cuando The Artist le arrebato el honor que durante años había ostentado la magistral obra cinematográfica de William A. Wellman. Este antiguo y experimentado piloto de la primera guerra mundial dirigió la que posiblemente sea una de las más intensas y vertiginosas películas que se hayan realizado sobre la aviación con la gran guerra como eje central. Quizás la cinta de Wellman carezca de la rotundidad del mensaje de otra obra maestra del 7º arte como es All Quiet on the Western Front (Sin novedad en el frente 1930), una magistral adaptación del libro de Erich Maria Remarque y que es todo un canto a la sinrazón de la guerra. Estamos ante una película que se puede codear sin complejos con cintas de la talla de The Gold Rush (1925), Bronenosets Potemkin (1925), The General (1926), Metropolis (1927) o Sunrise (1927) por citar algunas piezas clave de la historia del cine. En cuanto a los aspectos técnicos/artísticos podemos mencionar que por primera vez se ponían a los mandos de un avión de manera real los protagonistas de una película, el mismo Charles Rogers afronto (con no pocos vómitos) cientos de horas de vuelo para grabar sus tomas, las recreaciones de las batallas aéreas y las escaramuzas en tierra se llevaron a cabo utilizando aviones y cientos de soldados que actuaban como extras. Además de otros detalles que sorprenden dada la fecha de producción (el primer beso entre dos hombres, el apenas perceptible topless de Clara Bow, etc…) podemos encontrar movimientos de cámara de lo más curiosos, aquí va un pequeño ejemplo: 







Sus 140 minutos pueden disuadir sobre todo teniendo en cuenta que nos enfrentamos a una película muda, etiqueta esta última que funciona como repelente para los públicos más jóvenes. Lo sencillo de su trama y el elevado clímax dramático que sobrevuela provoca que en ningún momento añoremos el sonido. En cuanto al reparto, además de Clara Bow (sex symbol de los años 20 y primera it girl) nos encontramos a un joven y prometedor Gary Cooper en un pequeño papel pero que ya daba muestras de saber estar. En definitiva, una estupenda película que se creía desparecida hasta que alguien afortunadamente encontró una copia en bastante mal estado en la Cinémathèque Française (Paris) y lograron restaurarla. Nada comparable a la alegría de tal hallazgo, pero si fue grande el salto que pegue en el sofá cuando medio adormilado y revisando esos interminables fondos de armario de no recuerdo que plataforma (supongo que en Netflix o en Amazon Prime) me encontré con este pequeño tesoro. Toda una autentica (nunca mejor dicho) demostración de que sin CGI (imágenes generadas por ordenador) se pueden lograr elevadas cotas de realismo.