Forges
(El País 31-08-13)
Los
tiempos cambian así como las costumbres. Por aquel entonces el ir al cine era
como un ritual. Nervios, colas, olores, sabores y sueños. Ahora las entradas o
las pillas por internet o directamente te las vende el de las palomitas,
aquellas eternas esperas han pasado a mejor vida. Luego dentro pues más o menos
parecido, oscuridad, pantalla blanca e historias que contar…
Hola Fran, en la época en que iba al cine con mis amigas, normalmente me tocaba a mí hacer la cola por la mañana para comprar las entradas, era la que vivía más cerca. Alguna vez tuvimos que comprar a un revendedor que hacían su agosto particular cuando era una película "buena" pero eso sí, dentro de los cines no se podía comer y no te mareaba el olor de las palomitas. Las costumbres han cambiado a peor.
ResponderEliminarSaludos, y buen domingo.
Que tal Lola!
EliminarQuizas de todas aquellas cosas son las cosas lo que no añoro precisamente, aunque tambien tenian su encanto...jeje
Si recuerdo de niño lo limitado que eran los bares del cine, caramelos, almendras garrapiñadas y a lo sumo alguna chocolatina. Luego a mediados de los 80 incorporaron los negocios de palomitas, que como bien dices marean un poco con el olor. Ahora ya se les va la mano, hay mega menus con todo tipo de cosas... Yo sigo con mi chocolate, es uno de mis vicios...jeje
Saludos y gracias por pasar!