San Francisco 1948 (foto Allan Grant)
Así
como otras muchas actividades el ver una película nos puede servir para al
menos por un rato dejar volar la imaginación y apartar los problemas a un lado.
Es evidente que ciertos estados de dolor profundo no admiten ningún tipo de bálsamo
ni nada reconforta. El tiempo cura ciertas heridas, otras permanecerán abiertas
para el resto de nuestros días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario